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Mensaje de la Tierra a los Humanos, 
del 5 de Noviembre de 2009

Por La Tierra

Recibido por  Enrique Santoyo

Jueves 5 de Noviembre de 2009, a las 02:20 hr

 

 

Ahora quiero pedirte que enviemos el siguiente mensaje:

Estamos a punto de iniciar los grandes cambios en mi superficie y quiero expresar a todos los humanos mi gran amor por ellos. Quiero que sepan que estas acciones que voy a realizar me causan un gran enojo porque son inevitables y porque parecerán a los ojos de muchos como un evento catastrófico, como un castigo divino. Y no lo son.

Quiero lograr que todos los humanos comprendan que todo lo que será realizado tiene razones poderosas.

Vamos a emprender un gran cambio de todo a todo y después ya nada será igual; y eso pudiera entristecer o inclusive asustar a algunas personas. Pero yo los quiero invitar a que consideren que todo esto será para lograr una condición de vida que ha sido el anhelo de todos por mucho tiempo, por muchas vidas.

Lo vamos a lograr y los cambios necesarios los voy a realizar con la ayuda poderosa de los hermanos de la Galaxia y los Intraterrenos.

Quiero enfatizar la presencia amorosa de los Intraterrenos porque poco se ha hablado de ellos por lo espectacular que resulta la presencia de los hermanos de otros planetas lejanos. Los Intraterrenos son de este mismo Planeta, viven en mí desde hace miles de años. Y si han estado ocultos a la vista de quienes viven en la superficie es porque su manera de vivir es muy diferente. Ellos viven en otras dimensiones más elevadas y por ello su consciencia es muy elevada. Con ellos vamos a lograr que el cambio de la manera de vivir de ustedes que viven en la superficie cambie pronto a una manera de gran armonía entre ustedes y de ustedes conmigo.

Ya no más destrucción, ya no más maltrato, ya estarán el amor y el respeto llevándonos a vivir en armonía en la que todo florecerá. Yo podré darles mucho más y ustedes podrán participar conmigo en regular la vida, el clima. No habrá necesidad de crear más huracanes o sequías. Todo lo haremos juntos para bien de ustedes y mío.

Así lo hacemos ya los hermanos Intraterrenos y Yo en mi interior. Ya pronto lo van a constatar. Es hermoso, y es la abundancia plena.

Por eso quiero que sepan con claridad que los cambios violentos son necesarios, pero que su propósito es lograr ir al lugar que merecemos, a ese Paraíso terrenal que ya en un tiempo existió y que existe en mi interior.

Vale la pena. No es justo que ustedes y yo nos perdamos de este Paraíso. Está frente a nosotros. Lo vamos a lograr.

Convénzanse entonces de que el esfuerzo es necesario y que merecemos lograrlo juntos.

Comprendan que para mí es también un gran esfuerzo, que también me duele romperme aquí y allá y mover masas enormes de tierra y de agua. Pero todo vale la pena. Ya no podemos aceptar vivir más en ese modo autodestructivo, en esa depredación. He llegado al agotamiento, realmente. Todo lo doy por bien habido, como una gran experiencia dolorosa que será una gran motivación para lograr y disfrutar en gran consciencia el nuevo modo de vivir, de convivir ustedes y los Intraterrenos y yo. Y también los Extraterrestres, a quienes debemos agradecer que hace mucho que vienen trabajando en restaurarme en algunas partes, en algunos ecosistemas que están muy dañados. Ellos saben cómo hacerlo y les enseñarán a ustedes para ya no permitir más esos actos que me lastiman, y al fin de cuentas también a ustedes.

Vayamos pues en esta consciencia a realizar los cambios, los grandes cambios que hacen falta para lograr irnos a la Nueva Dimensión en las mejores condiciones de ambas partes.

Aprecien y agradezcan la ayuda que tendrán durante las movilizaciones por parte de los ya pronto reconocidos Extraterrestres e Intraterrenos. Yo les agradezco a ellos su ayuda para hacerlo con el mayor beneficio para todos.

Yo les agradezco a ustedes, mis hijos de la superficie, que comprendan, que tomen consciencia y que celebren que ya vamos a esa nueva manera de vivir.

Que ese sea el tono, la emoción puesta en los cambios que pronto iniciaré.

Es con mi amor de siempre que lo deseo, mis hijos.

La Tierra