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  PILARES DE LUZ VIOLETA
  Mensaje de Amor del Padre
 
 091019

Mensaje de Amor del Padre

Mensaje para la humanidad

Por El Padre

Mensaje recibido por: Sarita Otero

www.guardianesdeluniverso.com

Año de 2009

Transcrito por: Erika d. Hummelbrunner <erikahummelbrunner@yahoo.com.mx>

 

 

Mis pequeños niños , los niños que yo cree con tanto amor, los niños que yo formé para que fueran eternos , los niños a los que les di mi propia energía para que continuaran todo lo que es creación. Para mí siguen siendo mis  niños, mis niños que se olvidaron de amar, mis niños que se creyeron superiores a mí, mis niños que sintieron que al tener el poder sobre la vida podían en un momento determinado decir que eran fuerza y que podían destruir  la hermosa casa que les entregue. Fue un día maravilloso aquel hermoso día en el que quise yo, un Padre el Creador, dar, darme a mí mismo, darme a mí mismo para que todos aquellos seres que iban a habitar los mundos, los mundos maravillosos que yo había  formado, pudieran ser exactamente iguales a mí, con un conocimiento del por qué existen,  del por qué son vida y del por qué no deberían de ser muerte .

 Porque yo creé la dualidad, porque si no hubieran sido seres únicamente formados para subsistir en una sola forma, no sabrían qué era la superación, no entenderían con claridad qué es  el amor, qué es la creación, no entenderían qué es la vida al no entender qué es la muerte; porque en su inicio yo mismo hice esa dualidad, porque yo quería, deseaba, que todo fuera eterno, pero eterno hacia la maravillosa creación que formé, “eterno nunca destruido”, pero los quería perfectos. Fue triste porque yo formé a una energía que sería  la que les guiaría, para que nunca, nunca cayeran en el mal; fue triste, muy triste ver que se podía crear algo y se convirtiera en soberbia; fue triste, muy triste  saber que tenía que dejarlo fuera de todo lo que yo había creado como Luz. Pero le pedí que recapacitara, le pedí que fuera grandeza y me dijo “lo soy, lo soy porque yo soy parte de ti y ahora que siento qué es el poder, quiero tu poder, quiero el dominio de todo”. Fue triste, lo dejé, lo  marginé y se quedó con una parte de mi universo, pero nunca más, nunca más volvería a dar luz, nunca mas volvería  a darle fuerza, hasta que recapacitara , porque no le iba a dar yo mi luz y mi fuerza  para que siguiera creciendo, para que su soberbia fuera la que dominara todo  aquello  que  yo había creado; pero por ello creé a mis hijos con ese conocimiento también, esperando que en esta  ocasión no los dominara la soberbia, esperando que en ese momento en el que sentían la vida, fueran tan sólo eso: “vida”, y me di cuenta  que había triunfado, que había creado a seres que podían comprender qué era la vida que poseían a seres que empezaron a cuidar de sus mundos, a seres que nunca destruyeron una sola vida, a seres que convertí después en más fuerza porque vi que aquellos  hogares hermosos que les había dado estaban intactos y superados; toda la vida animal era superior ahora habían desarrollado también fuerza porque el mismo ser que les cuidaba les enseño a tener paz, les enseñó a alimentarse, cuidó de ellos, entre hermanos se daban la mano y fue creciendo su luz; pero también vi que en un lugar, en un lugar lejano había penetrado aquella energía que jamás quise que entrara dentro de todo aquello  que maravillosamente había yo creado. Pero entró.

Hubo momento de confusión, hubo momento de dolor, había entrado ahí y llego a la mente de mis hijos; llego a ellos y con toda la soberbia con la  que seguía siendo todo lo  que es contrario a lo que es la vida, les enseñó a matar en lugar de cuidar de todo  aquello que tenia vida; en lugar de transmitir fuerza, empezaron a  matar, derramar sangre, comerse a los animales; con sus manos formadas para sembrar, sin garras -eran seres que tenían que crear-, se alimentaron de carroña y todavía hacían altares y me decían que me ofrecían aquellos cadáveres: dolor, tristeza.

¿Por qué no impedí que esto siguiera avanzando?  Porque les di algo sagrado que jamás  quitaré a ni uno solo de  mis hijos: les di la libertad. Porque yo no quería esclavos, porque yo no quería muerte,  porque yo quería que fueran parte de todo lo que yo había formado. Les  di la libertad y  nunca, nunca quitaré algo que he otorgado.

Al ver que el mal  iba  extendiéndose, en ese momento llame a mis hijos, los que eran  creación, los que se habían fortalecido por sí mismos, los que eran tan sólo vida;  los llame y les pedí, si era su libre albedrio ser o nos ser, les pedí que se convirtieran en mis guardianes, que les daría mucho poder, porque sabía que ellos nunca, nunca sentirían la soberbia, ni nunca se sentirían superiores a mí: les di poder y les pedí que vinieran a cuidar aquel mundo lejano en el que estaba siendo aceptada  la energía de muerte, todos se sintieron orgullosos -ellos dicen que- de poder  servirme, para mí  es  simplemente darme. Como un ejército de luz, con el poder que yo les di, pudieron viajar y cuidar de todos los mundos que yo había formado, que no penetrara en otro mundo aquella energía que destruía, pero en esta, en esta Tierra, en esta Tierra tenía que haber un cambio, pero vi con dolor que muy pocos escuchaban, que muy pocos amaban y que hasta los frutos los estaban fermentando para destruirse, destruir a sus hijos, convertirse en violencia; por eso mis hijos muchas veces, muchas veces, tomaron forma para dar un mensaje fueron  venerados, fueron respetados, mas no amados, porque si hubieran sido amados no seguiría habiendo destrucción .

Hoy es el momento más doloroso que puedo tener, porque ya se cumplió un tiempo -porque todo fue creado con evolución, porque este mundo tiene que entrar  a otra dimensión- doloroso porque cada vez está peor ese maravilloso lugar que les di como vida que formé como parte de mi propio ser, porque mis hijos dicen que me aman pero destruyen todo, todo lo que les rodea, se destruyen a sí mismos, enseñan a sus hijos a matar, enseñan a  sus hijos  a odiar,  generación  tras generación apegados a  este mundo, convertidos simplemente en seres que subsisten, pero hay muchos que tristemente se fueron a la obscuridad, muchos, que son legiones ya “de muerte”, muchos .

Pero un día, un día, una de las grandes energías que yo creé -porque yo creé todo para que fuera perfecto-, la energía del amor, la energía de la vida, energía femenina, energía  masculina, que serían únicamente fuerza para que en todo lo que yo había creado, en todo, se manifestara  la evolución, la procreación.

Pero esta energía, mi hijo, me dijo “te voy a ayudar, yo sé que puedo hacerlo, yo sé que puedo llegar a la mente del hombre, yo sé que puedo”  y se fue  y tomó forma  pero naturalmente tenía que tomar forma  a través de otra energía,  la energía de la vida , la energía que representa la fuerza divina que puede crear, que hace que todo sea procreación y  ella también tomó forma y me dijeron “iremos a un lugar en el que se ha dicho que seremos recibidos, y sabemos que pueden escuchar”. Pero qué triste ha sido para mí, mi hijo curó para que el hombre no lo olvidara, mi hijo curó para que el hombre pensara en el mensaje que daba. Era enérgico, sí, pero mostraba con amor que la vida era sagrada y que cada ser enfermo, con su fe podría curarse; él les daba su energía y aquel que creía en él recibía la cura. Y sin embargo, y sin embargo, quisieron destruirle también, destruir la vida, quisieron matarle porque no les dio poder ó porque les podría quitar el poder.

Qué triste noche aquella en la que me pidió que le permitiera aceptar el sacrificio  ¡No! yo no quería sangre, ni sacrificio si mis hijos no habían escuchado; le pedí que regresara, pero él me dijo: “así sea mi nombre grabado con mi propia sangre, no me van a olvidar; te prometo, te prometo señor que van a volver a ti”, lo hizo doloroso momento, triste, pero era su determinación”, era su determinación mostrar su grandeza, sufriendo y resucitando. Y sin embargo mis hijos lo olvidaron también, porque en su nombre han hecho guerras, porque en su nombre han hecho dolorosamente toda la  destrucción. Sí, dicen que le veneran, que pregonan su mensaje, pero su mensaje no lo practican, porque odian, porque matan, porque destruyen todo aquello  que tiene vida.

Mis pequeños niños cuántos seres de la luz llegaron como profetas, cuántos seres dejaron  un pensamiento, cuántos  dieron vida. Mis pequeños niños, por el amor vuelvan a ser vida, por el amor dejen de derramar sangre, por el amor dejen de pensar que yo les puedo castigar. Yo jamás castigaría: se castigan solos, se destruyen solos, porque son libres; pero no podrán pasar a la dimensión en la que serán tan sólo vida y libertad si en este momento no recapacitan. Mis hijos niños, por el amor dejen de odiar, dejen de derramar sangre, dejen de ser muerte, vuelvan a su origen, vuelvan a crear, vuelvan a soñar; si me reciben de nuevo envolveré este planeta en Luz, porque tenemos que enviarlo a otra dimensión, pero queremos que toda la vida que todavía  queda en este planeta  vuelva a ser luz. Pero, mis hijos, saben que tienen que enviar a este ser  de muerte que quiso quitármelo todo, a sus  dominios, si los tiene; porque sigue siendo libre, porque sigue siendo como en su origen yo lo formé: como un ser independiente; pero les di el poder a mis hijos para que lo enviaran a sus dominios, deseando, tal vez –por qué no- que, también este ser recapacitara. Ya no tiene la belleza que yo le di porque es obscuridad, todo lo que transmite es muerte, porque quiere poder, pero yo sé que aún, aún mis propios  hijos que todavía dicen que piensan,  pueden hacerlo recapacitar, no lo acepten como muerte, díganle que es tiempo de vida, díganle que es tiempo de amar, díganle que no lo reciben como muerte, díganle que todavía puede recapacitar, porque solo el amor salvará a esta humanidad.

Vuelven todos mis hijos los que dejaron huella en esta tierra, vuelven porque es el último tiempo de este mundo, el último tiempo en esta dimensión; nunca digan que hay un fin porque jamás habrá un fin, todo es una continuidad del todo, pero sí es un fin del mal, del reinado del mal sobre la Tierra. Es mi amor el que les pide, es mi amor el que les suplica que vuelvan a ser como yo un día los creé, que con sus manos vuelvan a sembrar, que con su mente vuelvan a ser tan sólo vida, que dejen en el olvido el deseo de someter a sus propios hermanos, que dejen en el olvido que tienen que matar para ser mejores y nunca vuelvan  a  decir que yo les protejo en la guerra, porque yo soy tan solo amor. Estoy conectado con cada mente,  porque mi energía jamás dejo de ser parte de cada ser que existe, sé cómo piensan, sé lo que piden  y sé lo que no puedo darles porque no saben cómo recibir, porque no saben amar, porque no saben creer, porque no saben tener fe en sí mismos para recibir mi propia fuerza  ¿Por qué enferman, por qué enferman?  Porque se alimentan de muerte,  porque se alimentan de odios, porque se alimentan de rencor, porque se alimentan  de dolor: sólo el amor puede salvar esta Tierra, sólo el amor puede dar vida y la muerte puede dar lo que es muerte, muerte únicamente.

¿Por qué no se dicen lo que realmente piensan, por qué? Porque no se dicen que cada sueño se puede realizar, porque yo los puedo ayudar a realizarlos, pero sólo los sueños que sean de vida, sólo los sueños que sean de paz, sólo los sueños que sean de calma, sólo los sueños que sean de Luz. Sólo los sueños, sólo ellos pueden ser los que se realicen si vuelven a amar, si vuelven a recuperar la libertad.

Si sacan de sus cárceles a los seres pequeños que tienen vida, déjenlos libres, déjenlos, permítanles ser parte de todo lo que les rodea, dejen de destruir todo lo que tiene vida, dejen de contaminar todo lo que existe, dejen de pelear por el poder, dejen de crear armas que pudieran acabar con todo lo que tiene vida ¿Por qué?  ¡porque en esa forma el ser de muerte se puede llevar a todos!  Si un día triunfara, si un día el mal triunfara y una de esas armas letales destruyera todo lo que existe, ese ser de muerte se llevaría a todos a sus dominios; yo no lo podría impedir, si llenos de odios y de rencor quisieran seguirle a él.

No lloren más en sus rezos, unifíquense y sean una sola fuerza, no quiero perderles, no quiero llorar el día en que no vuelva a saber de los seres que habitan este lugar, son mis hijos los que les van a ayudar, son mis hijos que como ángeles guardianes quieren enseñarles el camino, recíbanlos  y escuchen todo lo que se quedó escrito en esta Tierra; ¿por qué se hicieron las profecías? para advertirles, no para atemorizarles, para que cambiaran, para que dejaran detrás de sí todo lo que hoy les destruye.

Dejen de ser muerte,  vuelvan a mí; dejen de ser muerte, dejen de llorar, dejen de odiar, únanse, dejen de decir que son fronteras las que los separan, dejen de golpearse, pero sobre todas las cosas: si quieren paz dejen de matar a los animalitos, dejen de decir que es su alimento, dejen de hacer sacrificios al mal, son ofrendas a este ser que “me ganó”,  se ha quedado con muchos, muchos seres de los que yo creé con tanto amor, pero no quiero perder esta pelea , no quiero perder la guerra, quiero ganarla  y lo único que va a ser que triunfe es que mis hijos “escuchen a mis hijos y se conviertan en vida”, ya no queda tiempo, vuelvan a mí y dejen en el olvido el clamor de la guerra, el clamor de la muerte, el clamor de los niños enfermos; dejen atrás todo lo que es el odio y el rencor; dejen de ser contrarios a lo que es la vida, porque este Padre quiere pedirles que vuelvan a ser como este Padre los creó.

El Padre


 
 
   
 
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